lunes, 9 de marzo de 2009

Hasta mañana abuelita

Ayer volví a mi casa, todo fue tan extraño, sentí mucha nostalgia y melancolía de ver y sentir desde el aroma del viejo parque donde jugaba con mis vecinos hasta el silencio de las calles vacias donde muchas noches camine sin rumbo sin ganas de regresar a casa, esta vez era diferente, tenía muchas emociones encontradas y mucha alegría de volver a instalarme con mi familia, todos los seres queridos que abandoné muchas veces en mis locas travesías y viajes.

El regreso fue inesperado porque sabía que mis padres y mi pequeña hermana habían viajado todo el fin de semana. Solo estaba mi linda abuela y mi nana, dos personas muy especiales que marcaron grandes etapas en mi vida, muchas veces ambas mujeres se batieron en sus deberes para cuidarme y educarme como mi propia madre.

Luego de dejar todos mis paquetes, maletas y cajas fui directamente al cuarto a hablar con mi abuelita, una mujer increíble, mientras mi adorable nana me preparaba una comidita. Al verla me entró tanta nostalgia de ver la alegría y emoción en su tierna mirada, que se me escaparon muchas lagrimas, como cuando ves alguién que creías que no volverías a ver porque tu viaje lamentablemente emprendió otro rumbo, tal vez porque llegaría demasiado tarde, o tal vez porque sentía con rabia que esa mujer acabada en sus años mozos dio tanto por nosotros que nunca jamás con todo lo que hice y haga podré retribuirle tanto amor, tanta dedicación y tantas enseñanzas de vida a esta noble persona, igual me sentí que habia llegado tarde y la abrace como nunca, senti su emoción, su alegría y le dije: abuelita no sabes cuanto te he extrañado, asi que he venido a quedarme y verte en cada momento. Ella sonrió con una franqueza y cariño indescriptibles y luego tuvimos unas largas y divinas conversaciones. Me contó sobre los últimos libros que acababa de leer, que me los había guardado hace tiempo, me contó de como extraña a sus nietos, Sebastian y Esteban que viven con mis tios en Sydney, me contó sobre la vida y la muerte, sobre sus sueños, sus miedos y tristezas. Cada historia y palabra que decía, notaba un esfuerzo considerable entre la mente y su cuerpo que me golpeaban fuertemente, pero tenía tantas ansías de hablar conmigo que entendí que todas esas palabras tenía que decirlas ese preciso momento, tal vez jamas vuelva a escucharla tantas horas, pero estoy seguro que esas palabras aquella noche entraron en mi alma, y mi corazón me dijo que cada instante que pasé en esa casa lo voy a dedicar para aprender y entender todas las cosas que ella quiere compartirlas con quienes ama, que dejarlas en el viento.

Esa noche aprendí que no necesitas regalar nada más que una sonrisa franca y sincera, mucha paciencia y tiempo para pasar un momento inolvidable.

Gracias querida abuelita, hasta mañana. Te quiero demasiado.

3 comentarios:

  1. bella historia leo tus historias una y otra vez todas son muy lindas esta en particular me llego el corazon sige escribiendo dejandonos tan bellas historias un beso

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  2. Gracias Luna, siempre es motivador leer tus comentarios, un placer haberte conocido, espero conversar contigo pronto. Saludos de este pobre Vagabundo...

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  3. tu ultima publicacion genial como siempre un saludo

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